BESOS QUE SABEN A NOSTALGIA
- A.T.T.
- 8 ene 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 15 may 2021
Mis ojos observan con sorpresa la imagen que tengo en frente. El baño está a oscuras, iluminado a penas con unas cuantas velas, la bañera llena con la espuma asomando en la superficie, música de fondo que lo invade todo. Me giro con los ojos a punto de brotar las lágrimas, lo miro fijamente y lo abrazo con fuerza. Lo estrujo lo más fuerte que puedo, quiero fusionar nuestros cuerpos.

Levanto la cabeza al tomar conciencia del rato que llevamos abrazados sin más. Ya ha terminado la canción que sonaba cuando entré en el baño, la voz de Beyonce atravesando cada poro de mi piel. Fijo mi mirada en sus ojos y lo beso tímidamente. Me deshago de nuestro abrazo para meterme en la bañera.
Meto el dedo gordo del pie para probar la temperatura. Esta perfecta, tan caliente que apenas puedo meterme, tan caliente que sonroja mi piel. Entro poco a poco, un pie, después otro. Y con tranquilidad voy bajando hasta sentarme y que el agua cubra mis pechos. Me recuesto en la bañera de forma que solo queda mi cabeza fuera. Tomo una inspiración profunda y meto la cabeza dentro. Me quedo unos segundos debajo del agua. Me encanta esta sensación, flotar en el agua, sentirla en mi rostro. ¿Será un recuerdo primitivo, el recuerdo del lugar más seguro del mundo? El recuerdo del útero de mi madre, donde nada podía dañarme, donde nada importaba, donde sin saberlo, era feliz con nada.
Salgo a la superficie. Allí está él, observándome con sus ojos azules como el océano. A veces cuando me observa me pone nerviosa, bueno, casi siempre. Pero he de reconocer que a mí también me gusta observarlo de vez en cuando sin que él se dé cuenta.
Me incorporo y dejo sitio detrás de mí para que pueda entrar a darse un baño conmigo. Le cuesta bastante más que a mi entrar. Esta noche cenamos huevos cocidos con la temperatura del agua. Con lo que ha tardado en entrar me ha dado tiempo a tomar el control sobre la playlist que está sonando. La voz inocente de Suu suena bajito, sus ojos se iluminan. Me anoto un punto mental. Después de lo que me parece una eternidad consigue sentarse y me recuesto su pecho. Sus dedos me acarician los brazos mientras nos relajamos con la música de fondo. Mi cabeza cae sobre su hombro de forma que puedo verle la cara.
El silencio envuelve la habitación y las canciones se suceden una tras otra. Mis dedos empiezan a arrugarse, lo odio con todas mis fuerzas. Intento mantener mis manos en la superficie. El agua pierde su calidez, ahora está templada, eso indica que deberíamos ir saliendo. Pero ronroneo un poco mas contra su pecho. En mi mente digo “solo una canción más y salimos”. Parece que los astros me han escuchado porque suena Amores de barras de Ella baila sola. Me giro completamente para quedar pecho con pecho y poder abrazarlo para disfrutar de los últimos minutos de este baño. En susurros nos cantamos al oído la letra de la canción. La canción de mi infancia, la que a mi madre tanto le gustaba escuchar.
Con los últimos acordes nos ponemos en pie. Tomo su rostro entre mis manos y lo beso. Este beso es diferente a todos los demás. Es un beso nostálgico, en el que pongo todos mis recuerdos de la infancia, los viajes en coche al colegio, las discusiones con mi hermana en el garaje, las tardes de piscina en las que salía agotada, la hora de los deberes en el salón con mi madre y mi hermana, los viajes de verano en coche, las paradas para andar por el arcén para no echar la pota en el coche. Un beso en el que condenso una infancia feliz.
Nos damos una ducha rápida cantando a grito pelado con La chica de ayer. Enjabonamos el uno al otro entre risas. Nuestros cuerpos cubiertos de jabón resbalan cuando nos abrazamos.
Juego a hacer pompas de jabón con mis pechos. Lo reconozco, soy como una niña pequeña y a él le encanta y me sigue el rollo. No se quien es más tonto de los dos.
Se nos ha hecho tarde y estamos agotados. Me propone quedarme a dormir con él. Mi cerebro cortocircuita por un momento. Pero no me lo pienso demasiado, porque realmente es lo que me apetece. No quiero separarme de él ahora mismo. Me acerco a el y le susurro al oído: “De acuerdo, me quedo a dormir, pero ni se te ocurra meterme mano o no dormiremos nunca” y con una carcajada toma mi mano y me dirige a su habitación.
Continuará??
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