INCANTO

Con la copa en mi mano los observo. Son una de las parejas más adorables que he visto nunca. Apenas he pasado unos minutos con ellos, pero la forma en que la mira es especial, pura adoración. Esta situación lejos de incomodarme me reconforta. Estar allí de colegueo con una cos me resulta totalmente cómodo. La conversación fluye cómoda en mi casa.

Sus manos empiezan a acariciar mi piel. Si las miradas pudieran hablar, estas dirían demasiadas cosas. La habitación arde con este intercambio tan cargado. Me acerco despacio a ella, quiero probar sus labios. Sus besos son espectaculares, suaves, delicados, jugosos. Estoy muy excitada, sus besos son pasionales, pero también muy tierno. Dos pares de manos recorren mi cuerpo, suben por mis piernas hasta el cuello. Una manos se detiene en mi entrepierna, las otras sigues su ascenso. Otra se detiene en mis pechos, el resto sigue hasta la nuca. Los observo intercambiar besos, mi excitación aumenta. Mientras sus lenguas juegan, las manos no se detienen. Ahora es el turno de probar los besos de él. Desde luego no decepcionan. Desprende sensualidad incluso antes de entrar en contacto. Sus besos son húmedos y más violentos. Sus besos son tan diferentes como el día y la noche, pero me encantan ambos. Detendría el tiempo en este momento, pero quiero seguir jugando. Si con apenas unos besos he experimentado este nivel de excitación y placer ¿Qué se avecina esta noche?

La ropa nos sobra, vuelan prendas mientras nuestras bocas y manos están demasiado ocupadas para dejar lo que están haciendo. Juego con sus pezones, sus pechos son preciosos, reclaman mi atención, así que me los meto en la boca. Quiero más de ella. Introduzco mis dedos en sus pliegues y ella suelta un gemido entrecortado. Se me eriza la piel al escucharla disfrutar. Mis dedos siguen masturbándola mientras ellos se besan. Con la otra mano busco su erección. Él mete sus dedos en mi coño, mi humedad le empepa la mano. Observo como sus pupilas se dilatan de excitación. Saca los dedos de mi interior y los lleva a su boca. Los chupa mirándome fijamente a los ojos, provocándome. Por como lo degusta parece un manjar, yo también lo quiero probar. Me arrodillo en el suelo y meto la cabeza entre sus piernas. Por primera vez en mi vida me como un coño. Es suave, jugoso, y esta delicioso. Es como comer un melocotón tierno en pleno verano, su jugosidad resbalando por las comisuras de la boca. Sus gemidos me devuelven a la habitación. Y los encuentro observándome mientras devoro frenéticamente su sexo mientras ella gime sin control.

Él me incorpora del suelo y con mi culo totalmente accesible y mi boca aun entre los pliegues de ella, me masturba como nunca lo habían hecho. Sus dedos llegan hasta cada rincón de mi interior. Siento como mi cuerpo empieza a arder, gemidos escapan de mi garganta. y de pronto siento como mis piernas se empapan de mi caliente humedad. Pero el no se detiene, sigue dándome más y más hasta que un charco se forma bajo mis pies. Mientras mi cuerpo se retuerce por este increíble orgasmo en el que incluso me fallan las piernas, él acerca los dedos a su boca y los saborea.

Cuando me recupero veo como se acerca a ella, la sitúa más accesible y la penetra. Ella me busca con su mano para acercarme a ellos. Introduce sus dedos en mi interior. Mi excitación me dobla como un resorte para besarla. Quiero sentir sus gemidos en mi boca. Juego con sus pechos y ella acelera sus movimientos en mi interior. Él nos observa extasiado. Esta vez se introduce en mi de una estocada certera. Entra hasta lo más profundo retorciéndome de placer. Su miembro está más duro que el cemento. Me penetra violentamente mientras mi boca busca el sexo de ella. Mi lengua le da placer y sus dedos la penetran.

El tiempo avanza más rápido de lo que podemos asimilar. Cambios de postura, besos pasionales, intercambio de fluidos y muchos gemido se suceden. Mi mente únicamente se deja llevar. El placer domina nuestros actos y es absolutamente maravilloso.