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DICEN QUE LA PIEL TIENE MEMORIA

  • A.T.T.
  • 4 ene 2021
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 15 may 2021





Las yemas de sus dedos recorren mi espalda desnuda, mi piel se eriza señalando un sendero y cuando llega al cuello todo el cuerpo se agita, se endurecen mis pezones.

Giro la cabeza, observando su rostro con detenimiento, está tan gracioso cuando se concentra. Con el ceño fruncido y los ojos fijos en mi espalda sigue acariciándome si percatarse de que lo observo.


Cierro los ojos y dejo de pensar, tan solo quiero sentir el tacto de su piel con la mía. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿me he quedado dormida?


Abro los ojos y lo encuentro tumbado a mi lado mirándome fijamente. Sus ojos bajan lentamente hasta mi boca, se acerca a mí y me da un beso tierno, de esos en los que los labios apenas se rozan, pero siento su suavidad.

No dejo que se aparte, lo sujeto con un brazo y lo atraigo más hacia mí, quiero que nuestros cuerpos entren en contacto, quiero sentir el calor de su piel contra la mía.

Esta vez lo beso yo. Nuestras bocas se abren y las lenguas se encuentran. Adoro cuando los besos son húmedos, saboreo de verdad sus labios y nuestras lenguas juegan. Una mano lo coge por el cuello, al otra baja por su torso.

No puedo contenerme cuando lo tengo cerca, ese cuerpo esta hecho para ser venerado.

Nuestros cuerpos se han atraído desde el primer momento, son como dos imanes.

Sus manos no saben estar quietas, recorren mi cuerpo desde los muslos hasta mi cuello, pasando por el vientre y mis pechos. Los besos aumentan mi temperatura, cada vez son más agresivos, más pasionales, parece mentira que hayan pasado apenas unos minutos.

Siento un cosquilleo en mi bajo vientre cada vez más intenso, noto como mis labios se han humedecido. Con tan solo unas caricias y unos cuantos besos estoy excitada.


Lo empujo para tumbarlo en el sofá. El boca arriba, totalmente desnudo y a mi merced. Esta vez quiero ser yo la que domine la situación. Me siento ahorcajadas sobre él. Recorro el torso con mis manos desde la línea de la cintura hacia arriba a la vez que me recuesto sobre él, mis pechos entran en contacto con su piel. Mis manos llegan a su cuello y nuestros rostros se acercan. Observo sus ojos azules con las pupilas dilatadas por la excitación y junto nuestros labios en un beso muy húmedo, como lo esta ahora mi sexo.

Siento como su miembro está más que preparado para lo que se avecina, su erección palpita contra mi vientre. Me incorporo, la conduzco hacia mi entrada y la introduzco hasta el fondo. Se nos escapa un suspiro a ambos. Lo miro a los ojos, cojo sus manos por las muñecas y las dirijo a mis pechos. El calor de sus manos calienta mis pezones. Con sus manos como punto de apoyo empiezo a moverme lentamente arriba y abajo. Quiero sentirlo hasta lo mas profundo de mi ser.

Al principio los movimientos son pausados, el pulso se me acelera al igual que la respiración. Sus ojos me observan con lujuria. Incremento el ritmo de mis sacudidas. Mis muslos se tensan y mi vagina empieza a contraerse. Nuestros sexos resbalan cada vez más, estoy muy lubricada. Siento como me acerco al orgasmo. Se me tensa el cuerpo por completo, el abdomen me aprieta con fuerza. Él suelta uno de mis pechos y dirige la mano a mi clítoris. Mientras yo sigo moviéndome cada vez más rápido y sin control, él frota mis pliegues.

Llega el orgasmo, mis músculos se liberan uno a uno, en lo que es uno de los orgasmos más intensos que he tenido nunca. Mis piernas tiemblan, mi vagina palpita y se contrae, siento como succiono su erección hacia mi interior. Se me nubla la vista caigo rendida encima de él.


Con delicadeza me aparta y me deja boca arriba en el sofá.

Tardo unos minutos en recuperarme. Mientras tanto el recorre mi cuerpo con caricias.

Sé que él no ha terminado, tiene ganas de más, y eso me excita de nuevo.


Me incorporo un poco hasta alcanzar su boca, lo beso lentamente y con la mirada le doy a entender que esto no va a quedarse así.

Se levanta y cogiéndome de las piernas me da la vuelta, levanta mi trasero a la vez que acaricia mis nalgas. Una cachetada me pilla por sorpresa, cortándome la respiración por un segundo y excitándome sobremanera. Mi sexo se humedece mucho más. Percibo como acerca su cuerpo al mío, como su miembro tantea mi entrada. Con una estocada certera se introduce hasta el fondo, ambos gemimos a la vez. Que placentero es tenerlo en mi interior, nuestros cuerpos encajan a la perfección.


Esta vez no va a ser delicado, cosa que agradezco, lo quiero duro y salvaje.

Sus estocadas tienen un ritmo frenético, nuestros cuerpos impactan con fuerza. Lo siento en lo más profundo.

Mi cuerpo no se sacia, quiere todo lo que el pueda darme. Intensifica sus estocadas, con una mano me agarra las nalgas, la otra la posa en mi espalda. Su mano sube lentamente, mientras sus penetraciones duras arrancan gemidos de mi garganta.


Es extraño, sus dedos son tan delicados y sus estocadas tan violentas.

Su mano llega hasta mi hombro, sigue por mi clavícula y se posa en mi cuello. Sus dedos rodean mi cuello, con ellos acompasa sus movimientos a los míos, marcando el ritmo.

Mi cuerpo esta totalmente excitado, tenso y con ganas de explotar. Sé que él también esta cerca del orgasmo, escucho sus gemidos, siento como sus músculos están tensos. Así que seguimos moviéndonos al unísono. Y ahí llega, acompañado de un grito de placer, siento como el se corre por completo mientras me da unas cuantas estocadas más.

Escucharlo gritar de placer acelera mi orgasmo y una corriente eléctrica me atraviesa desde el cuello a los pies. Una ola de contracciones recorre mi cuerpo y mi vagina palpita durante unos segundos en los que mi mente vuela.


Noto mi cuerpo flotar, a penas peso, estoy a cuatro patas y no siento ninguna carga cobre mis rodillas. Mi cuerpo viaja en una nube. Y por fin me desplomo en al sofá, su cuerpo me sigue y se queda recostado sobre mí mientras recuperamos el aliento. Sus mejillas están sobre las mías, y se incorpora levemente para posar un beso inocente sobre mi frente.


Mis parpados pesan y se me cierran los ojos. Siento frio en mi espalda, me doy cuenta qué él ya no está sobre mí. ¿Me he quedado dormida? ¿Cuándo se ha levantado? ¿Dónde está ahora?


Escucho el agua correr. Su rosto aparece por el marco de la puerta y una sonrisa asoma en su rostro al verme.

Es adorable verlo observarme con una sonrisa tonta. Desde la distancia me dice en voz baja y muy dulcemente “estas preciosa recién follada”. Y yo como una adolescente me sonrojo y sonrío.

Se acerca a mi sin dejar de observarme y me toma de la mano para que me incorpore. Le sigo por el pasillo totalmente desnuda. Entramos en el baño y me encuentro con la bañera llena de espuma y la canción de Halo sonando de fondo.

Mis ojos se empañan de lágrimas al ver una escena tan perfecta…



...CONTINUARÁ...


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