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INSTINTO CARNAL

  • A.T.T.
  • 18 ene 2021
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 15 may 2021

Hoy vuelve a verme, bueno verme, que gran eufemismo, viene a follarme.

Me apetecía mucho repetir, así que quiero que se sorprenda, quiero impresionarle. ¡Rebusco en mi armario, aja! Encontré el atuendo perfecto, hacía mucho que o lo veía. Me lo pruebo por si acaso, me sigue quedando como un guante y estoy espectacular.


Llaman al telefonillo y espero pacientemente en la puerta, un poco nerviosa por su reacción al verme. En cuanto cruza el umbral y ve mi cuerpo se le abren los ojos y asoma una sonrisa picarona en su rostro. En mi interior doy saltos de alegría, lo conseguí.


Llevo un body de lencería bien ceñido, negro, transparente y con encaje, la parte inferior a modo de tanga marca mi redondeado y gran culo, pero la parte superior es la guinda del pastel, dos tiras de encaje sujetan mis generosos pechos marcando un escote de escándalo, debo de estar para comerme.

El beso no se hace de esperar. Siempre empieza de forma muy tierna pero cuando nuestras lenguas se encuentran llegamos al punto de no retorno. Solo con sus besos me enciendo por completo y noto como se humedece mi sexo. Con la poca conciencia que me queda lo freno. Me separo, le lamo la boca por última vez de forma provocativa y me voy la vuelta para que me siga. Lo dirijo a mi habitación, ambos sabemos que no queremos ir a otro sitio.


Al llegar lo empujo contra la cama. Cae sentado y yo me acerco lentamente, aumentando nuestra tensión. Me subo a ahorcajadas sobre su entrepierna, sintiendo su incipiente erección. Creo que no voy a poder controlarme mucho más tiempo, pero quiero prologar su tortura un poco.


Recorro su cuello con besos húmedos al tiempo que froto mis nalgas con su entrepierna. Me encanta este juego. Él coge mis pechos con sus manos apartado la tela, dejándolos al descubierto listos para poder morder mis pezones y arrancarme un gemido entrecortado. Le quito la camiseta como puedo, desnudar siempre se me ha dado fatal.


Lo tumbo sobre la cama, me gusta tener acceso a su cuerpo. Recorro su torso a lametones, parándome a morder los pezones. Los suspiros que se escapan de su garganta me incitan a seguir. Me deshago de sus pantalones como humanamente puedo, liberando una erección muy notable. Que ganas de lamerla de arriba abajo. Bajo lentamente por su cuerpo, rozando mis pechos por su torso en el camino, me arrodillo en su entrepierna y con los ojos clavados en los suyos cojo su polla y me la meto lentamente en mi boca, la humedezco al completo.

A penas me deja disfrutar unos minutos de su miembro en mi boca. Me incorpora y me tumba en la cama. Abre los clips de la zona inferior de mi body quedando totalmente abierta ante él. Si yo disfruto comiéndole la polla, lo que tiene el por comerme el coño es devoción. Mojo al completo su barba con mi humedad. Me arranca repetidos gemidos de placer al introducir sus dedos en mi a la vez que me castiga con su lengua en mi clítoris. Apenas puedo mantener los ojos abiertos y poco a poco noto como mis muslos se tensan. Ya sabe lo que se avecina, así que aumenta el ritmo. Mi mano se introduce en su frondoso pelo y tira de sus rizos. Una explosión de placer azota mi cuerpo. Olas de espasmos recorren mi cuerpo, siento como tiemblan mis muslos y palpitan mis pliegues.


Abro los ojos, la habitación pasa de blanco a verde, menuda intensidad. Él se incorpora con mirada complice y limpiándose la boca de mi humedad. Yo me acerco a él con ganas de comerte la boca y sentir mi sabor en sus labios. La noche acaba de empezar y menudo inicio.


Se pone el preservativo con rapidez y maestría mientras yo me recupero de mi orgasmo. Cuando me doy cuenta ya lo tengo encima de mi con su erección en mi entrada. Con una estocada certera la introduce, esto es el puto cielo. Empezamos suave, pero a la segunda arremetida nos encendemos y perdemos el control. Me gusta que me folle duro y él lo sabe.


Rápidamente me doy la vuelta y me pongo a cuatro patas. La brutalidad con la que me penetra, mi culo chocando con sus cojones, mis tetas moviéndose al ritmo de sus estocadas. Él azotando mis glúteos y tirando de mi coleta con una mano mientras con la otra busca mi clítoris me lleva al límite. Un orgasmo espectacular recorre mi cuerpo, hace fallar mis piernas y caigo rendida en la cama.


Un momento de recuperación enciende mi cerebro, sigo un poco embotada, pero sé perfectamente lo que me apetece ahora mismo. Lo tumbo boca arriba y me dispongo encima de él. Encamino su miembro a mi muy lubricada entrada y me lo introduzco hasta el fondo. Se me corta la respiración. Mientras me adapto a su polla llenándome y empiezo a moverme arriba y abajo, voy aumentando el ritmo y lo mantengo constante. Busca mi vibrador. Lo enciende y lo acerca a mi clítoris, que produce contracciones inesperadas en mi cuerpo. Siento que el siguiente orgasmo será el más intenso hasta ahora.


Me siento poderosa en esta postura, puedo observar en todo momento sus reacciones, soy yo la que controla el ritmo y lo ajusto para darme el máximo placer. Me recuesto hacia atrás dejado más accesible mi clítoris. Acerca tanto el vibrador que las contracciones son transmitidas al tronco de su miembro. La tensión se acumula en mi cuerpo. Mis labios se tensan y los músculos se aprietan. Una explosión libera la tensión de todos mis músculos y siento que pierdo la visión, las contracciones de mi sexo son tan severas que siento como succiono su polla en mi interior.


Me desplomo boca abajo en la cama a su lado. Él se acerca y me recorre la espalda con besos y acaricia mis piernas en dirección a mi culo. Vaya, parece que tiene ganas de más, y para que engañarnos, yo también. Se perfectamente lo que desea ahora mismo, así que levanto mis caderas dejando más accesible mi culo. Se coloca entre mis piernas separándolas un poco y noto como se prepara para el siguiente asalto.


Esta vez entra con delicadeza. Noto su glande empujando contra mi ano y como este se dilata poco a poco hasta entrar del todo. Se me corta la respiración por un momento. Se queda inmóvil hasta que mi cuerpo se acostumbra. Con paciencia empieza a moverse entrando y saliendo lentamente. Un cosquilleo recorre mi bajo vientre. Siento como vuelvo a lubricar. Esta vez estoy muy mojada, yo diría que demasiado.


En esta postura duramos poco. Me susurra con la voz ronca lo prieta que estoy. Me dejo llevar por completo acercándome al vibrado a mi clítoris mientras acelera el ritmo de sus estocadas. El orgasmo llega de forma violenta. Siento un rio descendiendo por mis muslos a la vez que caigo rendida en el colchón. Saca su miembro de mi interior y deja que me recupere.


Sé que aún no se ha corrido. Me incorporo, lo tumbo y me coloco entre sus piernas. Le arranco el preservativo y me meto su polla en la boca, la humedezco completamente y lamo de arriba abajo mientras la masturbo con una mano y con la otra masajeo los huevos. Me esfuerzo al máximo en lo que estoy haciendo, escuchando su respiración agitada, succionando bien su glande. Su corrida llega precedida por la tensión en sus muslos y una respiración entrecortada. Su miembro se pone como una piedra y recibo oleadas de semen caliente en mi boca. No dejo de masturbarlo hasta recibir hasta la última gota de su eyaculación, entonces lo saco lentamente de mi boca. Trago lentamente y recorro mis labios con mi lengua. Creo que podemos dar por terminado el primer asalto.





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